FMP 2014

Jóvenes en la política
Carlos Pástor Pazmiño

Desde el inicio de la humanidad, la juventud ha impulsado la búsqueda de la verdad, ha sido reconocida como una etapa fugaz y derrochadora de rebeldía. La conducta de los y las jóvenes militantes de organizaciones políticas y sociales ha marcado importantes avances en los procesos reivindicativos de los pueblos. 1A pesar de la fuerte incidencia política de jóvenes y movimientos sociales juveniles contemporáneos en el Ecuador y en el mundo, es evidente que un segmento de la población, que oscila entre los 15 años y 29 años de edad, es indiferente a la participación política partidaria. Es posible afirmar que la edad no es lo único que define lo juvenil, la juventud es también una actitud política impregnada de transitoriedad, en la que la vida parecería no conocer límites. La juventud es más una cualidad de creer en lo imposible, de generar esperanza frente a la resignación.

La motivación de participar en política está dada desde la visión de entenderla como un espacio de reflexión para cambiar las estructuras del sistema y aportar a la construcción de una sociedad diferente en términos de justicia, equidad, redistribución de riqueza y sobre todo como el espacio vital de retroalimentación permanente vinculada con los sectores populares del país. Es claro que la juventud es el espacio donde construimos identidad, pero no siempre los temas urgentes para la construcción de pensamiento crítico y acción consciente son los primeros elementos que tocan a nuestra puerta. Factores como consumismo, productividad, individualismo, entre otros, ponen en crisis la continuidad de los avances teóricos e incluso limitan la relación con la praxis revolucionaria, es decir que el modelo económico suprime el derroche de rebeldía, limita la lucha social y excluye a la juventud de este espacio activo de construcción de fuerzas alternativas. La represión selectiva y sistémica está detrás de un preámbulo mercantilista como la primera oferta para jóvenes.

2Hoy la definición del concepto joven no puede dejar de lado el contexto de reformas sociales y económicas iniciadas en la década de los ochenta, que no sólo ha sumido a más de la mitad población a una vida de pobreza económica sin acceso a necesidades básicas. Los y las jóvenes son herederos de estas reformas estructurales, de una supuesta victoria del capitalismo como única alternativa posible, de la democracia de mercado. La falta de espacios públicos es únicamente la consecuencia de su herencia. 3Bajo esta línea, la juventud alcanza la categoría de fetiche; lo rebelde no se define por una posición política sino por el consumo; la industria cultural reproduce actitudes de la juventud ideal, de lo políticamente correcto, de la búsqueda de la felicidad propia y del ser “uno mismo”. La juventud se convierte en mercancía, sublevada a un comportamiento apolítico de consumo de cosas para ser siempre rebeldes, pero de ningún modo, políticos.

4El contexto histórico demuestra que jóvenes, democracia, Estado y sociedad son conceptos sistémicos heterogéneos y sin un espacio definido de encuentro. La organización política no es ajena a esta realidad y limita nuestra participación a la apropiación de programas sin enfoques de edad ni de interés juvenil. Al no encontrar espacios partidarios que promuevan en sus agendas temas como lucha estudiantil, soberanía de los cuerpos, derechos de minorías sexuales, luchas de género, protección ambiental y protección animal, entre otros, se opta por construir espacios propios que defiendan temas puntuales.

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5Las y los jóvenes políticos no se presentan como sujetos de un calendario de la política institucional; su agenda está marcada por la lucha en la construcción de espacios de identificación dentro de la sociedad. El objetivo de este joven no es alcanzar el poder, no es obtener un puesto en la institucionalidad, es ganar un lugar en el espacio social constituido, el respeto de su identidad cultural, sexual, étnica, etc. El despojo de la juventud de la participación política institucional estatal y partidaria es también consecuencia de las reformas neoliberales; los y las jóvenes no discuten la agenda política “oficial”, construyen la suya sobre la transitoriedad de sus acciones, lo que si bien tiene el mérito de no someterse a las normas de comportamiento preestablecidas, sufre muchas veces de temporalidades y conquistas mediatas. El reto está en hacer perdurable lo circunstancial.

Disponible en:. Acceso en: 10 jul. 2013. Adaptado.

“Las y los jóvenes políticos no se presentan como sujetos de un calendario de la política institucional; su agenda está marcada por la lucha en la construcción de espacios de identificación dentro de la sociedad.” (ref. 5).

La expresión o término que retoma el pronombre destacado es

Escolha uma das alternativas.