MACKENZIE 2005

            En Egipto en el Imperio Antiguo figuraban los siguientes consejos para la formación de una familia: "cuando alcances una vida desahogada, cásate y ama a tu mujer más que al mundo entero. No permitas que le falten los alimentos ni los vestidos bonitos, que son remedio para su cuerpo. Perfúmala con bálsamos olorosos y hazla feliz hasta la muerte. La mujer es un buen campo para su dueño, pero hay que saberlo cultivar."

            El amor conyugal fue representado en muchas estatuas funerarias, en la que ambos esposos adoptaban una actitud respetuosa y cariñosa: mientras que el marido suele tener el brazo por encima del hombro de su esposa, ésta puede abrazarle a él por la cintura.

            El esposo, como cabeza de la familia, debía respetar siempre a su mujer, confiar en ella y no abandonarla si no había engendrado descendencia. El matrimonio, como institución, no existía, por lo que la unión era un acuerdo mutuo entre los cónyuges, algo que no impedía que la esposa tuviera sus derechos y conservara sus propios bienes.

Historia y vida (sept/2004)

 

La expresión destacada "... hazla feliz hasta la muerte..." está conjugada en:

Escolha uma das alternativas.