MACKENZIE 2014

Dilema: ¿cooperar o aprovecharse?

 

Débora Freidmann

 

 

A diario las personas deciden si cooperan con quienes tienen una relación afectiva, como vecinos o compañeros de trabajo. Eligen, por ejemplo, entre tirar la basura en el lugar indicado en el edificio o dejarla en un pasillo o entre dejar la mesa limpia o sucia después de almorzar en el comedor común de la empresa en la que trabajan. Incluso, resuelven si en determinadas situaciones vale la pena aprovecharse del resto. ¿Qué es lo que pesa para tomar uno u otro camino? Esta fue la inquietud central de un grupo de investigadores de la Universidad Carlos III de Madrid y de la Universidad de Zaragoza, que decidieron investigar estos mecanismos y desarrollaron el mayor estudio efectuado hasta el momento sobre el tema. Los resultados, afirman, fueron sorprendentes: las personas cooperan en función de su estado emocional y no actúan pensando en el beneficio propio. (…)

 

En el estudio participaron más de 1200 alumnos de bachillerato en Aragón, que tenían compañeros de juegos asignados por una computadora que eran sus vecinos físicamente. En cada ronda, cada uno decidía si quería cooperar o no y en función de eso obtenía un pago.

 

“Si la decisión era cooperar, obtenía 1 (una) unidad de pago por cada vecino, que hubiera cooperado y nada por cada vecino que no hubiera cooperado. Si la decisión era no cooperar, obtenía 1.4 unidades de pago por cada vecino que hubiera cooperado y nada por cada vecino que no hubiera cooperado. De esta manera, claramente es tentador no cooperar, porque entonces uno se aprovecha de todos los que cooperan a su alrededor, pero si todo el mundo piensa lo mismo y nadie coopera, nadie gana nada. (…) El hallazgo más importante del estudio es que la existencia de una red de contactos no influye en la cooperación. “Veinte años de trabajos teóricos habían dado lugar a la creencia de que el interaccionar con otros a través de una red podría fomentar el que la gente cooperara más, ya que entonces los cooperadores podrían estar juntos y beneficiarse mutuamente. Ahora sabemos que no es así”, agrega el experto Domingo Anxo Sánchez.

 

La explicación que encontraron es que a la gente le importan las acciones que tomen los demás – cuántos han cooperado con ellos – y su estado de ánimo, más allá de los beneficios que obtengan. Es decir, se coopera cuando buena parte de los vecinos coopera, y en cuanto no es así, la gente deja de hacerlo. Aunque pueda llamar la atención que las personas no cooperen según el beneficio que crean que vayan a lograr, para Sánchez esa reacción se origina en la Prehistoria con los cazadoresrecolectores.(…) Otra de las hipótesis es que en muchos contextos lo único que las personas saben de sus compañeros es si ellos han ayudado o no, y no cuánto se beneficiaron por eso. “Estamos acostumbrados a fijarnos en la información disponible e ignoramos el beneficio”, resume el experto.

 

Los autores de la investigación prevén que los resultados ayuden a comprender cómo toman decisiones las personas, en especial cuando hay que decidir entre colaborar o aprovecharse de los otros, y a partir de allí puedan elaborarse estrategias que induzcan a la gente a cooperar.

Texto extraído y adaptado de: El País, Uruguay; junio de 2012

 

 

Según el texto, los resultados de la investigación nos llevan a:

Escolha uma das alternativas.