UECE 2019

Los neandertales respiraban de modo diferente

 El Homo sapiens, la especie a la que pertenecemos, coexistió durante miles de años en Europa y Asia con otra también inteligente y sofisticada. Eran los neandertales, de cuyo genoma todos, excepto los africanos, llevamos una pequeña parte como herencia. Estos parientes, que desaparecieron hace unos 40.000 años por causas aún desconocidas, son los más cercanos que jamás hayamos tenido. Muy parecidos sí, pero también distintos. Su aspecto morfológico variaba del de cualquiera de nosotros y, probablemente, si uno de ellos apareciera sentado en un vagón del metro no pasaría desapercibido para el resto de los viajeros. Eran robustos, fuertes, achaparrados... Su frente estaba inclinada hacia atrás y tenían grandes arcos supraorbitarios y una nariz exageradamente grande y ancha.
 Ahora, un equipo de investigadores liderado por Asier Gómez-Olivencia, investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y Ella Been, del Ono Academic College de Tel Aviv, ha descubierto importantes diferencias anatómicas que distinguían a los neandertales. Gracias a la detallada reconstrucción virtual de la caja torácica más completa de uno de los suyos desenterrada hasta la fecha, los científicos han concluido que respiraban de forma diferente a la nuestra, con mayor intervención del diafragma, y que su capacidad pulmonar era superior.
 Además, el estudio echa por tierra el mito del neandertal cheposo y encorvado: su columna vertebral era más recta y estable, por lo que caminaban más erguidos que nosotros. Las conclusiones, fruto de un trabajo de más de diez años, aparecen publicadas este martes en la prestigiosa revista “Nature Communications”.
 Para crear su modelo de tórax 3D, los investigadores analizaron el esqueleto de un joven individuo llamado Kebara 2, descubierto en Monte Carmelo (Israel) y guardado actualmente en la Universidad de Tel Aviv. También conocido como Moisés, murió hace aproximadamente 60.000 años. Los restos no conservan el cráneo, que quizás fue retirado como consecuencia de un ritual funerario. En cambio, preservan todas las vértebras y las costillas, así como otras regiones anatómicas frágiles como la pelvis o el hueso hioides (situado en el cuello, donde se insertan algunos de los músculos de la lengua).
 Tras su meticulosa reconstrucción, para la que escanearon cada una de las vértebras y todos los fragmentos de costillas, los investigadores pudieron confirmar las llamativas diferencias entre el tórax neandertal y el de un humano moderno. “Es más ancho en la parte inferior, lo que está relacionado con una pelvis también más ancha, y la posición de la columna vertebral, muy metida dentro del tórax, indica que es más estable”, explica Gómez-Olivencia a ABC. Es decir, aunque la diferencia no era muy grande, caminaban más rectos que nosotros. Algunos investigadores creen que daban pasos más cortos y que la manera en la que se movían pudo suponer una ventaja en los terrenos abruptos.
 Periódico ABC – España
La palabra “cuello” (ref. 3) por su significado, es un heterosemántico. Apunta la opción que trae otra palabra con la misma clasificación.
 

Escolha uma das alternativas.