UEG 2004

EL CHOCOLATE, DESAYUNO DE LOS DIOSES

El chocolate es para el español lo que el té para el inglés y el café para el francés. Lo hay en casi todas partes, y siempre es excelente”, escribió el viajero inglés Richard Ford, quien atraído por la aventura española visitó la ciudad de Ávila siguiendo la tradición inglesa. Efectivamente, después de la Guerra de la Independencia, los jóvenes ingleses descubrieron que la España del siglo XIX encuadraba en la imagen romántica de la época más que ningún otro país de Europa. En ella encontraban inmensos y desérticos páramos y sierras, evocadores de estampas de Siria y Turquía; iglesias y palacios desmoronados, dejados en ruinas por las tropas francesas y nunca más restaurados, esparcidos alrededor de las ciudades; y había altaneros mendigos y caballeros bandidos, escribió el hispanista Gerald Brenan.

Asombrado Richard Ford por la popularidad del chocolate en los hábitos alimenticios de los españoles, y por ende de los abulenses, reseñó alguna de las cuestiones que fueron motivo de preocupación de los consumidores; así decía: “se ha discutido mucho sobre si el chocolate quebranta o no el ayuno teológicamente, lo mismo que ocurrió con el café entre los rígidos musulmanes. Pero desde que el sabio Escobar decidió que ‘liquidum non rumpit jejunium’, es el desayuno universal en España. Se hace lo bastante líquido para tranquilizar las conciencias, esto es, una cuchara se tiene derecha en la jícara, una taza pequeña, que es lo que se toma generalmente con rebanadas de pan tostado o bizcochos. Siempre se debe beber un vaso de agua después del chocolate, para neutralizar los efectos biliosos de este desayuno de los dioses, como Linneo llamó al chocolate.

SÁNCHEZ SANCHIDRIÁN, Jesús. El chocolate, desayuno de los dioses. Revista Cultural, Segóvia, n. 29. dec. 2002. p. 10. [Adaptado]

 

De acordo com o texto, pode-se afirmar que, na Espanha, o chocolate

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