UERJ 2014

La nueva longevidad


Un periódico nacional publicó un aviso que anunciaba: “Se dictan cursos de computación
en Internet para ancianos”. A renglón seguido se leía: “Matrículas abiertas para personas de
40 años en adelante”. Decirle anciano a una persona de 40 era acertado en 1900, cuando la
expectativa de vida en Colombia era de 28 años, pero no ahora cuando está estimada en 75
años. Una persona de 40, en las circunstancias actuales, se encuentra en la mitad de la vida y
difícilmente cabe en la categoría de persona vieja. Pero esta confusión es común y se explica
porque la sociedad está viviendo una transformación silenciosa, rápida y que ha tomado a casi
todos por sorpresa.


Los expertos llaman a este proceso la revolución demográfica, un fenómeno que se expresa
en cambios rápidos en la estructura poblacional, la cual se está modificando porque cada vez
nacen menos niños, al tiempo que aumenta el grupo de personas que viven 60 y más años. Esta
revolución también está dada porque la gente vive más gracias a los avances en salud, educación
y a las condiciones de vida. Y, por esto, la famosa pirámide resultado de dicha estructura se ha
ido desdibujando para darles paso a otras formas. En 2050, es posible que sea más acertado
hablar de la cebolla poblacional. Para ese entonces se estima que en el país habrá tres adultos
mayores de 60 años por cada menor de 5.


Si bien esta situación es más pronunciada en países desarrollados, en los más pobres estos
cambios se están dando en un tiempo más corto. “En Europa esta transformación duró 300
años, en cambio en Colombia se dio en apenas 30”, señala Héctor Maldonado, director del
Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Por primera vez en la historia conviven
simultáneamente varias generaciones. Los niños de hoy tienen la oportunidad de vivir en un
mismo momento con sus padres y abuelos, a veces con los bisabuelos e incluso, en situaciones
muy particulares, hasta con sus tatarabuelos.


Esta “abundancia de vida”, como la llama Gunhild Hagestad, profesora de sociología de la
Universidad de Northwestern, en Estados Unidos, plantea una serie de retos para la sociedad,
no solamente para la salud, sino la educación, la economía, la seguridad social, la política y la
cultura. Lo paradójico es que, a pesar de estos cambios, persisten ideas caducas sobre la vejez,
que todavía se asocia a enfermedad, pobreza y aislamiento. Tal vez estos mitos explican el
miedo que buena parte de la sociedad le tiene a dicha etapa de la vida. Se ensalza la juventud
como sinónimo de éxito. En los medios de comunicación, los viejos escasamente tienen voz.


Sin embargo, el envejecimiento es un proceso que empieza al nacer y termina al morir.
“Envejecemos los 365 días del año, pues no hay otra forma de vivir sino envejeciendo. La fase
final de ese vivir-envejecer es la que denominamos vejez, un término que equivale a vivir muchos
años”, señala la psicóloga Elisa Dulcey-Ruiz. La juventud, por lo tanto, debe entender la vida
como un proceso que requiere una preparación permanente y una acumulación de capital y
recursos de toda índole - físicos, intelectuales, emocionales, económicos - porque “todos
estamos envejeciendo y los jóvenes de hoy van a ser los viejos del mañana”, enfatiza la psicóloga.


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Los niños de hoy tienen la oportunidad de vivir en un mismo momento con sus padres y
abuelos, (l. 21-22)


El fragmento arriba expresa un punto de vista sobre el tema planteado en el texto.


Ese punto de vista se lo puede caracterizar como:

Escolha uma das alternativas.