UFAC 2011

Texto: La naturaleza muerta

 

“En sus diez mandamientos, Dios olvidó mencionar a la naturaleza. Entre las órdenes que nos envió desde el monte Sinaí, el Señor hubiera podido agregar, pongamos por caso, un mandamiento que dijera algo así: ‘Honrarás a la naturaleza de la que formas parte’. Pero no se le ocurrió, o le pareció que era obvio. (...)

 

Desde el punto de vista de la civilización occidental, la naturaleza siempre fue una bestia feroz que había que domar y castigar para que funcionara como una máquina y que estaba a nuestro servicio desde siempre y para siempre.

 

La naturaleza, que era eterna, nos debía esclavitud. Muy recientemente nos hemos enterado de que la naturaleza se cansa, como nosotros, sus hijos; y hemos sabido que, como nosotros, puede morir asesinada.

 

Acostumbrados como estamos a divorciar a la naturaleza de nosotros mismos, tenemos una rutinaria tendencia a divorciar también la ecología de la lucha social. Lo que ocurre con la naturaleza, y contra ella, es otra cosa: pertenece a una dimensión que poco o nada tiene que ver con las desventuras humanas derivadas de la injusta organización del mundo. Pero el mismo sistema que trata al mundo como si fuera una pista de carreras, con pocos ganadores y muchos perdedores, es el que maltrata a la naturaleza como si fuera nada más que un obstáculo.

 

Según los últimos datos de las Naciones Unidas, las aguas contaminadas matan cada día a veinticinco mil personas. Y, por supuesto, las víctimas son todas pobres: pertenecen a eso que los técnicos llaman “estratos de la población con bajos o muy bajos niveles de ingresos”. Han sido pobres, por ejemplo, todos los muchos muertos del cólera en América Latina, cuando en estos últimos años volvió aquella peste de los tiempos viejos. Las aguas, y los alimentos contaminados por los deshechos industriales y los venenos químicos han matado gente como moscas. Toda esa gente que había cometido el delito de ser pobre ¿fue sacrificada por el cólera o por un sistema que pudre todo lo que toca, y que en plena euforia de la libertad del mercado desmantela los controles estatales y desampara la salud pública?”

Adaptado de GALEANO, Eduardo. Naturaleza muerta. In: www.unam..mx/jornada.  

 

Con relación al texto La naturaleza muerta, no es correcto afirmar que: 

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