UFES 2009

Una relación cambiante y hasta con "cuchilladas por la espalda"

 

Así calificó la propia prensa brasileña a la actitud de su país en la pelea por el comercio en la OMC.

Diana Tussie

 

Con ánimo de cerrar heridas en la relación con la Argentina después de un episodio tirante en la Organización Mundial del Comercio (OMC) "Lula" da Silva llegó a Buenos Aires encabezando una delegación conformada por más de 300 empresarios, un número sin precedentes. El episodio en Ginebra pone de relieve los tiempos que corren tanto en la OMC como en el Mercosur.

 

Lo sorprendente de Brasil fue que pasó a aceptar de lleno las propuestas de los países desarrollados, después de un largo camino en el cual se había postulado tanto como líder natural del Mercosur como cabeza de los países emergentes a través de su ahijado en la OMC, el Grupo de los 20. Desde mayo Brasil había dado señales claras de que acompañaría a los países desarrollados y no a sus aliados históricos del G20. Un pujante sector empresarial brasilero quiso dejar atrás dichas alianzas para apoyar una conclusión de las negociaciones que pudiera abrirle la puerta de los mercados externos. Con todo, Folha de Sao Paulo calificó el amague como "una cuchillada en la espalda".

 

Lo significativo, sin embargo, está en otro lado. Los socios de Brasil estuvieron a la altura y construyeron una estrategia propia. Argentina, India, China, Sudáfrica junto con los socios del Mercosur, Uruguay y Paraguay, llevaron a cabo una articulada defensa de sus intereses en juego. Este grupo consiguió resistir un acuerdo que para salvar apariencias sesgara negativamente las reglas de juego a largo plazo.

 

Argentina sostuvo que la propuesta de reducción de aranceles en manufacturas en 56% era inaceptable. Dicha reducción no solamente implicaba bajar la protección a nuestra propia industria sino además reducir el margen de preferencia que gozan nuestras exportaciones en el mercado regional en virtud del arancel externo común. La propuesta contenía una cláusula de excepción por la que se permitiría que Argentina junto con Uruguay y Paraguay, pero sin el acompañamiento de Brasil, pudiera eximir una proporción de sus importaciones de los recortes generales requeridos. Pero dicha cláusula que postergaba la apertura de nuestro mercado no resolvía la considerable pérdida en el mercado brasilero, dado que Brasil por su cuenta aceptaba la reducción del arancel externo común. Si bien la balanza fue tildada por China e India, en Argentina refulge algo que antes brillaba por su ausencia: bajo perfil y mirada larga, aprovechando la oportunidad de marcar la cancha donde vale la pena.

 

La agonía de la ronda no es crítica. Si ésta hubiera concluido apenas hubiera añadido unos US$ 70.000 millones de dólares al comercio global. [...]. Para el Mercosur tampoco es una herida grave, aunque haya que transitar por la vergüenza de haber mostrado nuestros trapitos al sol. No somos los primeros ni seremos los últimos en estas "cosas del amor". Más aún, siempre habrá lugar para la conciliación y la coincidencia. [...]

(Disponível em: http://edant.clarin.com . Acesso em: 10 set 2008. Adaptado.)

 

Com relação à negociação comercial em Genebra, a conduta da delegação brasileira é apontada, no texto, como

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