UFPR 2016

En todo artefacto delicado, resistente y complejo, como la ciudad, hay también un potencial de desorden, encarnizado en desmentir el ideal de sistema integrado que contradicen la intemperie, los espacios abiertos, las calles, las vías de transporte y, sobre todo, la competencia por ocupar materialmente los edificios y la tierra. Sólo una tipología, la del shopping center, resiste al principio diabólico del desorden, exorcizado por la perfecta adecuación entre finalidad y disposición del espacio.

 

El orden del mercado es mil veces más eficaz que el orden público: de donde la dinámica de la mercancía es más fuerte que el Estado. Ir de compras se ha convertido en el ingrediente principal de cualquier sustancia urbana. El cambio es colosal. La ciudad solía ser gratis; ahora hay que pagar por ella. El shopping center asegura algunos de los requisitos que se exigen de una ciudad: orden, claridad, limpieza, seguridad, y que no están garantizados en las ciudades de los países pobres o sólo se obtienen parcialmente fuera de los enclaves del capitalismo globalizado.

 

El shopping da la ilusión de independizarse de la ciudad y del clima: la luz es inalterable y los olores son siempre los mismos. Frente al relativo azar de lo que podría suceder en la calle, el shopping repite sus ritmos detrás de sus superficies glaseadas. Los que defienden esa forma con que el mercado influyó sobre la urbanística de muchas ciudades se apoyan precisamente en razones de uso regulado y normalizado: en el shopping los viejos y los adolescentes pueden pasear seguros, hay servicios al alcance de todo el mundo, es muy difícil robar o ser robado, y lo que se da para ver es lo que todos quieren mirar.

 

A diferencia de la calle y de los llamados centros comerciales al aire libre, sobre los cuales no hay control de la puesta en escena ni del diseño, en el shopping nada es casual. Los visitantes se desplazan en una atmósfera artificial como los peces domésticos en sus recipientes oxigenados, decorados con plantas marinas.

 

Última invención urbana del mercado, el shopping llegó en el momento en que se creyó que la ciudad se volvía insegura o, mejor dicho, en que la inseguridad se convirtió en una preocupación central. La forma de enfrentar los cambios que sucedieron en todas las ciudades del mundo, el mercado ofreció su creación: el shopping.

SARLO, Beatriz.La ciudad vista: Mercancías y cultura urbana.Buenos Aires: Siglo XXI, 2009. Texto adaptado.

 

 

De las alternativas abajo la que mejor y más ampliamente daría título al texto es:

Escolha uma das alternativas.