UNAMA 2007

AL OTRO LADO DEL MIEDO

 

Neus vive sola en un ático de la calle Muntaner. Desde el salón se dominan los barrios del sur y un pedazo de la sierra de Collserola. Hay cactus semi abandonados en la terraza que parece que no pisa nadie. Las paredes del comedor aguantan cuadros de pequeño formato. Comes viendo caras, paisajes y situaciones que no dejan de hablar.

 

El parquet cruje un poco y el sofá de tela es muy profundo. Neus se sienta junto a la ventana y mira la montaña sembrada de casas y pinos. La vista le falla. Intuye las formas y se mueve de memoria. Sería imposible acertar su edad. Los dientes están demasiado bien puestos y son demasiado blancos, la cara, apenas tiene arrugas, y aunque las manos, más traidoras, nos darían una buena pista, nadie clavaría los 90 años que cumplió en agosto.

 

Nació en Madrid, en 1916 y aún es comunista. Luchó por la República desde una oficina del Partido Comunista de España, ayudó a fabricar bombas en Albacete, vivió un intenso romance con un profesor de historia, un idilio que la llevó de vuelta a la capital meses antes de que cayera en manos de Franco.

 

Regresó a Madrid en un tren que se demoró tres días. Comió un bocadillo que pidió a un soldado. Luego tuvo que volver a pedir diez céntimos de peseta para un billete de metro y al salir de la estación y ver la ciudad cambiada por las nuevas banderas españolas, la guerra empezó para ella. 

Se refugió en León, trabajó en una panadería y bajo las tejas del tejado escondía la documentación del partido.

 

Volvió a Madrid, y con su profesor de historia formó un grupo para hablar de revolución obrera y justicia social. Ella ponía discos para que los vecinos no escucharan las conversaciones; ponía música y cocinaba. Alguien los delató. Neus fue detenida, juzgada por un tribunal de militar y sentenciada a dos años de cárcel. "Soy como soy gracias a la guerra", afirma con frecuencia.

 

Ha leído los libros suficientes, ha convivido con cineastas y escritores de primer orden, premios Nobel, héroes latinoamericanos que pasaron por el salón de su casa a contarle cuentos a cambio de paella y compañía. Ahora soy yo el que toca al timbre y se sienta en el sofá con una libreta y un lápiz en la mano.

 

La puerta la abre mi amigo Leopoldo, que hace unos días me habló de la necesidad de conocer a Neus y de grabar en video todos sus recuerdos, aunque ella insiste en que no es nadie y que no sabe nada, y que lo único que ha hecho es vivir y no tener miedo, nada, a su juicio, que merezca la pena conservar para el hombre de mañana.
Del blog de Xavier Mas de Xaxàs, encontrado el 13/10/26 a las 23horas “Los Blogs de LV24h” de www.lavanguardia.es (adaptado)

 

De acuerdo con el texto, Neus cuenta sus cuentos “a cambio de paella y compañía”. ¿Qué alternativa marca esa experiencia en el autor?

Escolha uma das alternativas.