UNAMA 2008

LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS

 

El pirata más famoso de la literatura española no tiene nombre. Pero en cambio, disfruta de un poema completo dedicado a él. Por sus versos, sabemos que capitanea un velero bergantín con diez cañones por banda, “Bajel pirata que llaman/ por su bravura “El Temido”/ en todo el mar conocid o/ del uno al otro confín”. Sin embargo, las actividades del bucanero descrito por José de Espronceda en su célebre “Canción del Pirata” parecen estar suscritas al Mediterráneo.

 

Eso sí, el estilo encendido de uno de nuestros más brillantes poetas románticos comparte muchos puntos en común con el resto de los piratas que han poblado el universo de la imaginación, tanto en la literatura como en el cine: la idea de la libertad plena, de vivir al margen de las normas que rigen para el común de los mortales, obedeciendo sólo a una ley y una autoridad propias que emanan de un particular código del honor. A diferencia de sus despiadados colegas de la vida real, el pirata de la ficción ha sido un romántico; y también con mucha frecuencia una figura idealizada hasta lo irreconocible.

 

Quizás este aura de romanticismo sea la que propició que las novelas de piratas comenzaron a proliferar en pleno siglo XIX, cuando la aventura se adueñó de la llamada literatura popular; de ahí también la tendencia de situar la acción de las historias en emplazamientos tan exóticos como los mares del Caribe, zona de intensa actividad bucanera. En los últimos capítulos del Quijote, Cervantes nos describe el asalto de la flota española a un bergantín de corsarios musulmanes. Poco más se dice de los piratas, que aparecen como meros bandidos al servicio del rey de Árgel.

 

Y así, poco a poco, novela a novela, en estos últimos años, hemos ido conociendo una versión de la piratería más ceñida a las realidades históricas. Alberto Vázquez-Figueroa, rey indiscutible del best-seller español, abrió fuego con su novela “Piratas” (1996), que, protagonizada por un español, desarrollaba su acción en las tópicas aguas del Caribe. Tuvo dos continuaciones: “Negreros” (1996) y “León Bocanegra” (1998). Juan Mantel Fajardo en su magnifica novela “El Converso” (1998) sitúa la acción en las aguas americanas, africanas y europeas.

 

¿Y el cine? Después de varios años de parón obligado por los fracasos en recaudación, el género se revitaliza con la saga “Piratas del Caribe” formada por tres películas cuyo origen no puede ser menos histórico ni literario: una atracción de Disneylandia bautizada con este nombre. Estas películas entran a saco en todas las leyendas sobrenaturales que pueblan el mundo de los piratas y las hacen realidad sobre todo para un Johnny Depp (capitán Jack Sparrow) que pasea entre espectros, muertos vivientes y criaturas legendarias. Si éste es el primer paso para que alguien se aventure a dar una visión cinematográfica más real del mundo de los bucaneros, el tiempo lo dirá.

“Piratas de ficción”. Texto adaptado. Muy Historia. Número 12.

 

De acuerdo con el texto, el pirata más famoso de la literatura española:

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