Durante la infancia, los pequeños suelen aceptar todo lo que le manifiestan sus padres y reconocen su autoridad, pero en la adolescencia surge su actitud crítica y rebelde. Llega para sus mayores el momento de marcarles hasta dónde pueden llegar.

Y también llega para los padres la tentación de darles una bofetada a sus hijos cuando no consiguen marcarles los límites que les quieren inculcar y se sienten incapaces de controlarlos. Pero el castigo físico no parece ser la mejor solución. Este tipo de reacción hay que evitarla a toda costa porque puede minar la relación entre hijos y padres. La bofetada no tiene ningún valor educativo, y en lugar de ayudar a resolver los conflictos, sólo sirve para que el adulto se desfogue. Dado que es un signo de impotencia, debilita la autoridad moral de los padres y la seguridad que los hijos buscan en ellos.

Algunos expertos en el tema afirman que no sirve de nada meterse en una discusión cuando el adolescente está fuera de sí. Cualquier respuesta que le dé la utilizará para reforzar sus argumentos, ya que está convencido de que tiene la razón. Además, mientras dure la discusión, el joven tendrá esperanzas de salirse con la suya y por lo tanto seguirá presionando.

Hay que pasar al diálogo en el momento preciso y después de la rabia es el momento de hablar con el hijo o la hija sobre el asunto. Se puede sorprenderlos mientras están jugando con la videoconsola o escuchando música tranquilamente para dialogar.

Por otra parte, hay que evitar los alardes de autoridad, ya que las respuestas del tipo autoritarias desacreditan a los padres. Los adolescentes entienden las cosas mejor de lo que se supone, por lo cual se deben razonar los argumentos que se les exponen. En lugar de insistir en lo que tienen prohibido, es mejor recordarles lo que se les está permitiendo y la responsabilidad que han de asumir con respecto a ellos mismos y hacia los adultos.
_{SEGURA, Omar. Cómo manejar a los hijos sin levantar la mano. Disponível em:. Acesso em: 25 abr. 2010. Adaptado.}

Se puede decir que el autor del texto