UNICENTRO 2013

Jóvenes deben aprender que sentir frustración es parte de la vida.

A los niños y jóvenes les cuesta aceptar que las cosas no salgan como esperan, pero deben entender.

Por: MARÍA ELENA LÓPEZ - 9:36 p.m. - 17 de Julio del 2012

 

"Mi hijo tiene baja resistencia a la frustración". Esta es una de las quejas que con más frecuencia escucho de los padres. Es una realidad que a los niños y jóvenes de hoy les cuesta trabajo aceptar que las cosas no salgan como ellos esperan, entender que no siempre se puede ganar y hacer el esfuerzo necesario para terminar lo que empiezan. Suelen reaccionar con enojo, desespero, desaliento, haciendo pataletas o abandonando lo que están haciendo. 

 

Aunque esta actitud puede tener muchas causas, una muy importante está relacionada con formas de educar proteccionistas e indulgentes. Los padres temen que sus hijos no consigan lo que quieren o que se sientan tristes o defraudados cuando no logran sus objetivos. Hacen un gran esfuerzo por evitarles la frustración que produce que algo no les resulte como ellos desean. 

 

El problema es que para lograrlo terminan protegiéndolos de las incomodidades y molestias, incluso de la vida diaria, y con frecuencia cediendo a sus caprichos o alabando injustificadamente muchas de las cosas que hacen. 

 

Para promover niveles más altos de resistencia a la frustración en sus hijos, tenga en cuenta lo siguiente:

 - Enseñar a través del ejemplo, la reflexión y las acciones cotidianas, el valor del esfuerzo, de luchar por lo que desean, fijarse metas y esforzarse por conseguir las cosas. 

- La resistencia a la frustración es una habilidad que se desarrolla con la práctica. Permitirles que tengan fracasos de bajo riesgo, no darles gusto en todo o ceder ante sus actitudes caprichosas, aprender a esperar y a no tener todo ya contribuye a este propósito. Igualmente, mostrarles que cuando las cosas no resultan como uno quiere, se pueden modificar las expectativas. 

- Es un gran aporte no evitarles los obstáculos, sino enseñarles a sobrepasarlos por sí mismos, aceptar lo que no se puede cambiar y valorar las ganancias a largo plazo. Estos desafíos los motivan a sobreponerse al fracaso, enfrentar los desengaños, levantarse cuando se caen y aprender a manejar la adversidad. Igualmente, los lleva a poner a funcionar recursos como la creatividad, el humor o el optimismo para manejar situaciones a las que se ven abocados. 

- Aumentar el espacio entre el deseo y la gratificación es un aprendizaje invaluable en el desarrollo de los niños. Cuando enseñamos esto a nuestros hijos, les estamos ayudando a entender que el mundo no está a sus pies. 

- Si les permitimos exponerse al sufrimiento y a la decepción normal de la vida, los ayudamos a reconocer tensiones, les enseñamos a evaluar situaciones en forma realista, entendiéndose a sí mismos y al mundo tal como son, con aspectos positivos y negativos, los preparamos gradualmente para responder de manera adecuada a los eventos que aparecerán en su vida. […]

María Elena López Especial para EL TIEMPO Trecho adaptado extraído del periódico online El Tiempo – 17.07.2012 Acceso el 18.07.2012

 

De acuerdo con el texto es correcto afirmar que

Escolha uma das alternativas.